Orando con el Evangelio

I Domingo de Cuaresma Lucas 4, 1-13

Como un enigma al acecho Satanás vigila con la multitud de sus ojos las cenefas del viento, los valles recién sembrados, las colinas. Si se va a la fuente, allí está él dando a beber de su mano el agua necesaria. Si alguien sale a la noche mendigando estrellas, allí aparece con el disfraz de la luz más bella. Cuando, sin pretenderlo, la vida nos lleva al borde del abismo, abre su paracaídas de seda falsa y nos ofrece un destino de colores que ahogan.

Ladrón con llave de todas las cerraduras,
amor enmarañado,
sutil descompostura... 

Abanico quebrado, Satanás,
fuego velado en llamas de ceniza.

Jesucristo lo vio venir desde su hambre con frutas podridas en la boca:

-Cambia las piedras en panes. Te daré cuanto ves...

Después de la soledad llegan los ángeles, vino a contestarle el Señor con voluntad fortalecida en el gimnasio de la obediencia:

-Anda y vete, Satanás, y devuelve las llaves de sus casas a quienes has engañado con palacios. Vuélvete a la cueva de los desencantos. Deja a la mujer y a la manzana, al niño y a todos los hombres seguir esperanzados con las ramas verdes de su olivo.

TENTACIONES

I Domingo de Cuaresma Lucas 4, 1-13

Como un enigma al acecho Satanás vigila con la multitud de sus ojos las cenefas del viento, los valles recién sembrados, las colinas. Si se va a la fuente, allí está él dando a beber de su mano el agua necesaria. Si alguien sale a la noche mendigando estrellas, allí aparece con el disfraz de la luz más bella. Cuando, sin pretenderlo, la vida nos lleva al borde del abismo, abre su paracaídas de seda falsa y nos ofrece un destino de colores que ahogan.

Ladrón con llave de todas las cerraduras,
amor enmarañado,
sutil descompostura...

Abanico quebrado, Satanás,
fuego velado en llamas de ceniza.

Jesucristo lo vio venir desde su hambre con frutas podridas en la boca:

-Cambia las piedras en panes. Te daré cuanto ves...

Después de la soledad llegan los ángeles, vino a contestarle el Señor con voluntad fortalecida en el gimnasio de la obediencia:

-Anda y vete, Satanás, y devuelve las llaves de sus casas a quienes has engañado con palacios. Vuélvete a la cueva de los desencantos. Deja a la mujer y a la manzana, al niño y a todos los hombres seguir esperanzados con las ramas verdes de su olivo.