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20190913 120527

Estamos los dos solos, ni siquiera existe el firmamento. Nuestros únicos testigos son la paz y el silencio, arrullados por el rítmico sonar de las olas. Mi arena te espera desprovista de otros pensares. Está aguardando tu llegada, ahora que nadie va a pisarla. Sólo estoy para ti, porque te necesito. Ansío la caricia de tus olas espumantes. Vengo cansada de bregar con mis defectos, con mis proyectos fallidos, con los sueños que nunca llegan… No me dejes salir de tu presencia. Ella me reconstruye y yo sé que también lo hace con mis hermanos, todos los demás granos de arena que poblamos las playas de este mundo. Muchos de ellos ni siquiera saben que te necesitan, otros te ignoran y un buen número, me da pena decirlo, te odian o te desprecian… No dejes de regar las arenas con tus olas serenas, para que también ellos sientan tu alivio reconfortante en los ardores de su vida.