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41-Uvas, espigas, delicadas florecillas blancas, una base de tuyas, un centro de plata sobre una pequeña columna de mármol y unas ramas de hiedra que caen airosamente. Todo es un símbolo eucarístico que, desde luego, se queda pequeño para sostener tanta hondura y tanto significado.

La Eucaristía es el sostén de nuestras vidas -como la columna de mármol- el momento más álgido del día en el que, sin saber cómo, Él nos abraza, nos reconstruye, nos penetra y, además, nos permite que podamos unirnos tan indisolublemente que, aunque lo repitamos a diario, somos incapaces de comprender el incalculable don que para nosotros significa.

Vivámosla durante todo el día, no salgamos de su presencia, traigamos esta experiencia una y otra vez a nuestra mente y nunca experimentaremos qué es el hambre ni la sed.