Imprimir
IMAG0405

La puesta y la salida del sol, son espectáculos singulares que cada día el Señor nos ofrece para que nos deleitemos con ellos. Si nos fijamos, siempre son distintos y hay en ellos un matiz o una particularidad capaz de suscitar en nosotros el asombro ante lo más inesperado. Ésta que estamos contemplando es la que tuvo lugar el Viernes Santo de este año 2019. Parece que Dios quiso plasmar en el cielo, en el momento del crepúsculo, una parábola de lo que celebrábamos ese día. “Las sombras” querían acabar, definitivamente con la Luz y, la manera más eficaz de conseguirlo era “tragándosela”. Pensaba ella, en su insensatez, que sería una buena forma de deshacerse denla LUZ.

¡Cuánta falacia en el razonamiento! El Sol se dejó engullir. Aparentemente la batalla estaba ganada. Lo que no podía suponer la “oscuridad”, es que esta vez era ella la que había caído en la trampa de “morder la manzana”.

Sólo pasaron tres días. La “oscuridad” fue destruida y surgió LA LUZ INDEFICIENTE, la que no conoce el ocaso.