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Ayer rezábamos ante una hierba florecida y catábamos la magnanimidad de Dios que ensalza lo pequeño, pero hoy estamos ante una hierba engañosa y malévola de la que tenemos que aprender a defendernos. Es engañosa, porque su flor es hermosa y esbelta; es malévola porque, si no la arrancamos en cuanto la detectamos, se apoderará de todo el arriate, ahogando a las demás plantas que existen en él.

¡Cuánto nos enseña esta foto! En la vida, pasamos por situaciones que, son inofensivas e incluso “hermosas” a simple vista, como esta margarita amarilla, pero si no estamos alerta y las eliminamos pronto de nuestro camino, nos harán prisioneros de su “dependencia” y no nos dejarán ser libres, frustrando así, el proyecto hermoso que Dios ideó para cada uno de nosotros. Proyecto que es, tan personalizado que, podríamos decir que tiene una especie de A.D.N