Camino de Perfección

La santa escribe como madre y maestra del grupo, ensaya una postura neutral: “yo sé de unos y otros”, experta en servicios manuales y experta en contemplación. Pero instintivamente se coloca del lado de los contemplativos. Son ellos los mal comprendidos por los otros.

Teresa ha apuntado, desde el principio de este “viaje divino” que es Camino de Perfección, a nuestro ser orantes.

No es la oración un ejercicio añadido a la vida del seguidor de Jesús, sino que forma parte de la esencia de nuestro ser.

En el transcurso del libro de Camino, vamos viendo cómo Teresa va colocando los cimientos para la construcción de la oración: las virtudes. En este capítulo está tratando de la humildad como camino de liberación del mayor verdugo que tenemos: nuestro yo.

DISCERNIMIENTO VOCACIONAL

En este capítulo la Santa trata el tema del discernimiento vocacional. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de la entrada y votación para vivir la vocación en el Carmelo?

Teresa sigue hablando a sus hermanas y a todas las personas que quieren seguir a Jesús del estilo de vida evangélico. No olvidemos que está trazando las bases sobre las que se asienta el verdadero orante. En el capítulo 4 nos las definía como “algunas cosas que son necesarias tener las que pretender llevar camino de oración… la una es amor de unas con otras; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra, verdadera humildad” (nº 3 y 4)