Libro de la Vida

En medio de tantos trabajos del interior y del exterior, encuentra Teresa quien la entienda por experiencia: Fray Pedro de Alcántara.

Díjome que uno de los mayores trabajos de la tierra era el que había padecido, que es contradicción de buenos, y que todavía me quedaba harto.” (nº 6)

Contrastes.

Un capítulo en el que Teresa desnuda todo el dolor de la contradicción que sufre y la profunda experiencia de Amor que la atraviesa, hasta la sensación física de traspaso de su corazón, la transverberación.

La Santa entra en sosiego al descubrir la presencia del que la habita y trata de dar a entender lo inexplicable. Utiliza muchos recursos en los que nos comunica, hasta donde se puede, todo lo que ella ve con los ojos del alma:

En este capítulo, la Santa continúa con el tema que del capítulo anterior, sobre las hablas y el discernimiento de las mismas.

Se puede observar cómo Teresa crece en certeza, confianza y seguridad: es el Señor el que se hace presente, quien le habla.

Teresa nunca escuchó con sus oídos corporales lo que el Señor le decía. Se trata de palabras interiores que se entienden allá dentro, que quedan impresas en la mente y en el corazón. Como ella misma nos dice: “Son unas palabras muy formadas, mas con los oídos corporales no se oyen, sino entiéndense muy más claro que si se oyesen” (nº 1)