Libro de la Vida

En este capítulo, la Santa continúa con el tema del capítulo anterior y aborda los efectos de esta oración en el alma que ha empezado a beber de esta cuarta agua; además, y desde su vida y experiencia, advierte de los peligros de dejar la oración.

Son efectos de este grado de oración entre otros los siguientes:

Comienza la descripción del cuarto grado, la cuarta agua.

En el título del capítulo hace una “declaración de intenciones”: la gran dignidad en la que pone el Señor al alma, SÓLO POR SU BONDAD y no por merecimientos; nuestra disposición, el esfuerzo de abrir la puerta para recibir a este Dios ganoso de darse…

Si en el capítulo anterior decía que casi Él es el Hortelano, ahora lo afirma rotundamente: “Él es el que toma ya el oficio de hortelano quiere que ella huelgue” (nº 1).

Lo importante es el consentimiento de la voluntad (nº 1).

Nos hemos adentrado ya en “cosas muy subidas”. Nos encontramos en el tercer grado de oración, en la tercera agua: de río o de fuente. Esto implica menos trabajo a la hora de regar, teniendo en cuenta que ”casi Él es el Hortelano y el que lo hace todo” (nº 1).

Santa Teresa trata de explicar en este capítulo lo que ya empieza a ser inexplicable y para ello invita al lector a varias actitudes muy importantes.