Comenzamos contigo, Señor, este camino hacia la Pascua, tu Pascua. Con los ojos fijos en Ti, Cristo Resucitado, vamos adelante. Mirándote a Ti como nuestra Meta, contigo como Compañero de viaje y a través de Ti, que te haces para nosotros Camino.

 

Partimos de Ti, origen de nuestra vida y vamos hacia Ti, fin último de nuestra existencia.

“¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna” (Jn.6,68)

Tenemos experiencia de que nada ni nadie puede saciar nuestra sed. Acudimos a Ti, sedientos de plenitud, peregrinando en esta noche oscura, en fe y con la esperanza de poseerte.

Acudimos a Ti para empaparnos en tu Amor y dejar sanar nuestras heridas en el mar de tu Misericordia.

Es tiempo de ponernos ante Ti con la verdad de nuestra vida, pobre, llena de torpezas e impotencias.

Es tiempo de recordarnos que hemos sido elegidos por Ti para ser el pueblo de tu propiedad personal.

Es tiempo de creer que tu Misericordia no se agota, se renueva cada mañana. ¡Qué grande es tu Fidelidad!

Tú eres nuestro Dios, el Dios que permanece Fiel a la Alianza, a pesar de nuestras infidelidades.

Es tiempo de celebrar la fiesta de tu Perdón. Es tu tiempo.