Queremos compartir con todos sencillamente lo que significa para nosotras el acontecimiento central de nuestra fe: la Resurrección de Jesús. Iremos ofreciendo experiencias de distintas hermanas.

 

* Personalmente, lo que más me ha ayudado en esta Pascua es el hecho de saberme y sentirme hija de Dios. Esta filiación divina que Jesucristo ha ganado para mí y a la que Dios me tenía predestinada desde siempre. El hecho de descubrir tan vivamente esta realidad, me lleva a descansar en tal Padre y a abandonarme confiadamente desde la fe y la esperanza, a vivir este Amor, sabiéndome partícipe de esta naturaleza divina. ¡Qué don tan inmenso! ¡Qué grande es su Amor!

* En mí han resonado muy fuerte y profundamente las Palabras de Jesús cuando dice: PAZ A VOSOTROS. He comprendido que Él nos entrega su Paz para que nosotras trabajemos por ella. No es algo que me pertenezca en propiedad, es un don recibido que en mis manos ha de prosperar. En un mundo de violencias, guerras y discordias, la paz que yo viva y entregue a las demás redunda en bien de todos.

* He comprendido que lo realmente importante es que Cristo está Resucitado, independientemente de los sentimientos y de los signos que rodean la noche santa de la Resurrección. CRISTO ESTÁ VIVO, y todo lo demás pasa. Por eso, más que nuestras palabras, es nuestra vida la que tiene que manifestar este hecho, la que tiene que ser testigo de su Amor.