Poesías
De repente te quedaste sola.
En tu regazo posaba aquel Sol
que un día estalló en tus entrañas,
dejándolas intactas.
Los poderes de este mundo
se empeñaron en crucificar la PALABRA.
Maquinaron injusticias y maldades
y se proveyeron de cordeles para atarla.
Pero… ¿acaso se inventaron cadenas
que pudieran atrapar el viento?
Te espero...
La luz encendida,
los ojos abiertos,
las manos atentas
el ansia ardiente.
Te espero en mi tiempo,
en mi pequeño espacio.
Te espero anhelando,
soñando con fuego...
Te espero...
y no llegas.
Ascender para ti
no fue tu logro;
Fue constatar de nuevo
la grandeza plasmada en lo pequeño.
Fue sentirte atraída hacia lo eterno
y comprobar, con gozo,
que llegaste donde siempre habías estado:
Al abismo de AMOR,
junto a la FUENTE,
que fluye tripartita por los Cielos.
Fue descubrir la luz del arco iris
tras las pequeñas gotas de rocío.
Fue contemplar, con la mirada absorta,
que lo INEFABLE se volvió tangible.
Tan cercano y sereno
como tu propia casa nazarena.
En esta fiesta de San Juan de la Cruz, qué mejor poesía os podemos ofrecer que una de las escritas por él mismo. Hemos compuesto una presentación para saborearla junto a imágenes de Úbeda.
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