Corso monache 26 giugnoOrando con el Evangelio

P. Bruno Moriconi, o.c.d.

EVANGELIO: Lc 17, 5-10

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe».
El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “¿Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis más bien: “¿Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».

Reflexión de
Bruno Moriconi, ocd

De estos versículos del evangelio de Lucas, no analizaremos la primera enseñanza sobre el extraordinario poder de la fe [Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: Arráncate de raíz y plántate en el mar, y os obedecería], para concentrarnos sólo en la última declaración de Jesús que muchas traducciones oficiales, se obstinan en traducir en la manera más anti evangélica que pueda haber.

Según esta traducción tradicional, Jesús hubiera dicho: “Cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”. La equivocación está en el adjetivo inútil, valoración que los discípulos deberían hacer de cualquier obra buena hecha por ellos. Una valoración que, ya de por si [haber hecho todo lo que tenían que hacer], debería resultar contradictoria, puesto que lo que un siervo hace por su dueño - en el caso inmediato del ejemplo dado por Jesús, prepararle la cena y servírsela - es lo contrario de inútil para que el dueño pueda sentarse cómodamente y comer a su gusto.

¡Pero hay más todavía!

¡Es Jesús el que habla! Jesús que no ha venido para ser servido, sino para servir y quiere enseñar a sus discípulos esta misma actitud, pero ¿quién tendría el valor de decir que, habiendo asumido esa condición de siervo, todo lo que el Hijo de Dios ha hecho es inútil? Por otra parte, ¿no ha elegido Él a los discípulos para mandarlos a anunciar la buena noticia a todo el mundo? ¿Hubieran tenido que decir, después de haber cumplido esa misión, que habían sido inútiles?

¿Y cuando Jesús les dijo que deberían ser levadura para fermentar el pan, luz que tiene que iluminar el mundo y sal para dar sabor? ¡Sólo si la sal se vuelve sosa, no sirve ya y se hecha en la calle, pero mientras tiene sabor sirve y mucho, ¿cómo qué no? Jesús está hablando a sus discípulos y quiere que aprendan de Él que no nos pide nada por habernos dado incluso su vida. Siendo Dios, Él ha asumido la condición de siervo y los siervos - en la época del Evangelio y durante muchos siglos después - eran esclavos y no recibían ningún sueldo.

Y es justo esto que nos quiere decir Jesús a nosotros sus discípulos. El término griego (achreios) quiere decir inútil, pero también "sin ganancia", como sería oportuno traducir para no contradecir el Evangelio y el mismo pensamiento y el ejemplo de Jesús. Cuando los discípulos hayan hecho todo lo que se le manda hacer, tienen que decir que han hecho lo que tenían que hacer y que no esperan ganancia ninguna. Como el siervo que sirve la cena a su dueño sin protestar o exigir algo.

¡Somos siervos!
No hemos hecho nuestro trabajo por interés, sino sencillamente porque somos discípulos y hermanos del Hijo de Dios que, sin pedir nada a cambio, se ha hecho siervo de todos. En los últimos años, algunos exegetas, como Luis Alonso Schökel en La Biblia de Nuestro Pueblo, lo habían entendido y parafraseado así: “Cuando hayan hecho todo lo mandado, digan: Somos simples sirvientes, solamente hemos cumplido nuestro deber”.
El Dios que conocemos no nos diría nunca que somos inútiles. Nosotros mismos sabemos que, aunque nadie sea necesario [“muerto un papa se hace otro”, decimos cínicamente en Italia, o “a rey muerto, rey puesto”, como decís en España], todos podemos ser útiles.
Y…, para el Padre celeste que Jesús nos ha manifestado y que nos tiene desde siempre en el corazón como hijos, somos hasta necesarios, puesto que, si uno fracasa y no realiza su dignidad, también le faltaría a Él.