Orando con el Evangelio
P. Bruno Moriconi, o.c.d.
EVANGELIO: Marcos 9,37-42. 44.46-47
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros». Jesús respondió: «No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Celebramos en este domingo XXXI del Tiempo Ordinario la solemnidad de todos los Santos. El Evangelio que se nos propone son las bienaventuranzas. Cada bienaventuranza es camino hacia la Resurrección. Cada una comienza en precariedad y acaba en plenitud; del vacío de no tener se convierte en plenitud de ser.
Los que comienzan a tener este deseo en la oración de encuentro con el Señor los llama Sta. Teresa que comienzan a ser “siervos del amor”.
“Determinándose un alma a amaros; en dejarlo todo para mejor se emplear en este amor de Dios, si persevera, no se niega Dios a nadie, poco a poco va habilitando él el ánimo para que salga con esta victoria”.