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“Al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: “Señor, tengo en casa un criado paralítico y sufre mucho” Jesús replicó: “Voy a curarlo” (Mt 8, 5-7)
Al contemplar esta foto, me sugirió el Evangelio de hoy. El centurión representado por la pita: poderosa, con picos punzantes, pero acercándose casi a escondida al ánfora de barro que se derrama a su paso regalando belleza, ternura, flores, gracias… Sólo hay una confiada suplica para un criado suyo que “sufre mucho” y una rápida respuesta seguida de una acción que enseguida surte efecto:” Voy a curarlo”
Gracias Señor. No hay Dios tan cercano como el nuestro, que además tiene un rostro humano que le hace tan capaz de empatizar con nuestras continuas debilidades. Gracias Jesús por esta venida tuya, que ya se acerca y que tan profundamente queremos vivir
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