Traían en una camilla a un paralítico… subieron a la azotea y, separando las losetas, lo pusieron en la camilla, delante de Jesús… dijo al paralítico: “toma tu camilla y vete a tu casa… Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo: “hoy hemos visto cosas admirables”. Lc. 5
Este trozo del evangelio es, realmente impresionante. Jesús cura al paralítico, viendo la fe de los que lo llevaban, no desaprovecha la ocasión para dar a entender a los fariseos y maestros de la ley que Él tenía potestad para perdonar pecados. También quiere enseñarles que si peligrosa es la parálisis del cuerpo, peor es la que nos proporciona apartarnos de su camino…Pero, sobre todo se quedaron admirados porque habían visto “cosas admirables.”
Eso pensé yo cuando contemplé la flor de este pacífico. Todo el matorral tiene las flores blancas, pero ésta que fotografié tiene uno de sus pétalos teñido con una banda roja.
Si el Señor permite “cosas admirables” por medio de la polinización… ¿cuánto más no hará por alguien que, fiándose de su poder, le confía su vida?
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