Camino de Perfección
EL ARTE DE RECOGERSE
En la pedagogía teresiana el arte de recogerse y entrar dentro de sí es una especie de escalón intermedio entre la sencilla oración rezada y la oración de pura contemplación.
Orar es decir “Padre”
Orar con Cristo, decir “Padre nuestro” con Jesús. Desde Jesús Hijo, contemplar el misterio del Padre hasta sentirnos hijos en el Hijo. Cuando la Santa se encuentra en esta tesitura de describir la oración “Padre nuestro que estás en los cielos”. Estalla rápidamente en un “¡Oh!” delator de asombro contemplativo ante el misterio. Decir Padre es la gran fortuna del orante. Es el primero y definitivo don que se le hace. Poder decirlo “con Jesús”, compartiendo sus sentimientos de Hijo, su misma relación personal con el Padre.
Teresa, mujer de la mirada. Maestra y Madre. Empeñada en “engolosinar las almas, nosotras, de un bien tan alto”, como es la oración, “este trato de amistad con quien sabemos nos ama”…
El titulo es una consecuencia de continuidad del capítulo anterior, en el cual ella pretendía enseñar a orar con profundidad vocalmente y ahora quiere expresar los beneficios.
Va a hablar con personas que no se pueden recoger ni atar los entendimientos en oración mental ni tener consideración o se asustan de sólo oírlo. Va a aconsejarlas o, mejor, a enseñarles el cómo, y lo hace desde su ser “madre, con el oficio de priora que tengo, es lícito”, se siente con autoridad para ello; el motivo: “es razón entendáis lo que decís” (nº 1)