Camino de Perfección
En este capítulo vemos la grandiosidad del corazón de la Santa y su extraordinaria pedagogía. Nos invita de tal forma a orar con determinación, nos contagia de deseo, nos presenta a un Dios generoso, no tacaño, que no mira en menudencias, que paga hasta un alzar de los ojos, un suspiro, un recuerdo.
Concienciación. El capítulo de los Quienes. Atención a la Persona ¿Quién es Él? ¿Quién soy yo?
“Es bien estés mirando con quién habláis y quién sois vos” (nº 1)
Entender esta verdad es el principio de la oración y si lo descubrimos hay encuentro verdadero.
Es tan importante el tema central de su escrito que no escatima esfuerzo insistiendo en la preparación necesaria antes de “comenzar este viaje divino, que es camino real para el cielo” (nº 1)
En este capítulo la Santa trata cómo por diferentes vías nunca falta consolación en el camino de la oración.
Estamos ante esta arrolladora mujer que una y otra vez se empeña en regalarnos, partiendo de su propia experiencia, de qué modo se llega a la contemplación. Y en este capítulo, a fuerza de imágenes muy sugerentes, entrar en nuestro pequeño mundo para convencernos de que el Señor siempre saciará nuestra sed sea por el camino que sea.
“Mirad que convida el Señor a todos. Tengo por cierto que todos los que no se quedaren en el camino no les faltará esta agua viva” (nº 15)
Se puede decir que la contemplación comienza con una especie de expansión desde dentro, desde la propia interioridad de la persona.