"Los árboles esperan tu llegada para cubrirse de gorriones"
Árboles dormidos en un largo invierno; grises esquemas privados de verde, amarillo, blanco o rosa... Duermen en silencio. Y en silencio gestan ríos de savia blanca, lechosa...
Esperan...
Oyen de lejos millares de trinos, muy lejos... Sus ramas se doblan bajo el peso de nidos poblados de pequeños huevos, tan lejos...
Esperan... Te espero...
Y estás. Más cierto que la noche, aún más que la tristeza. Velando en mis entrañas.
Esperando...
Atráeme, Señor, Imán divino de poderosa fuerza. Atráeme, mi Bien, hasta tu centro, morada del Amor.
Atráeme y pégame a tu Cuerpo sangrante y malherido, permíteme apretarme a tu Costado transido de dolor.
Concédeme unirme con tu muerte desconsolada y sola, la muerte sin sentido de este mundo que no conoce a Dios.
Déjame navegar por esas venas de sangre desprovistas, déjame que corone de espinas mi mente y mi razón.
Y después, concédeme dormirme dulcemente en tu Costado abierto, permíteme decirte muy bajito:
TODO SE CONSUMÓ.
Y entonces, por favor, baja tus Brazos de tu cruz luminosa, para entrar abrazados los dos juntos en tu lecho de Amor.
Maestro,
¿dónde vives?"
¿Dónde se ocultan tus Ojos
o reposa tu Mirada?
¿Dónde descansan tus Manos
o se huele tu Perfume?
¿Dónde descubrir tus Huellas
o sentir el rumor de tus Pisadas?
¿Dónde vives?
¿Dónde?
- "Venid y lo veréis"
Y no te busco,
me buscas.
Y no te llamo,
me llamas.
Y no te encuentro,
me encuentras.
Voy...
Pero no me muevo.
Voy,
pero eres Tú quien vienes.
Veo,
pero no veo nada.
Eres Tú quien me ves,
me miras
y transformas con tus Ojos
mi existencia.
Y arrebatas la tristeza
y me entregas el gozo
de ser tuya...
¿Tan pequeño se hizo el sol,
que se acostó sobre el heno
y
ni siquiera lo quemó?
¿Y tan pequeñito el mar
que se escondió en una lágrima
que en su cara vi rodar?
¿Tan pequeño, tan pequeño
se hizo el firmamento entero,
que lo vi tras sus pupilas
radiante cual los luceros?
¿Y tan pequeñito Dios
trascendente, eterno y fiel,
que se durmió entre los brazos
de María y de José?
Y ¿Cómo decirla?
¿Quién es Ella?
ABRAZO Regazo cálido, refugio de las tempestades y las noches.
SILENCIO Elocuente Compañera. Maestra del andar a pie descalzo recorriendo cada día ese trozo de camino polvoriento.
FORTALEZA Férrea voluntad de estar de pie, ojos atentos derramando la vida en las manos de su Hijo.
SONRISA Serena alegría de ser Ella misma. Humilde esclava Dócil arcilla en las Manos de su Hacedor.
PLENITUD Llena de Dios porque vacía de viejas apoyaturas de vanas seguridades… ELLA.
¿Y tú? ¿Y yo? ¿Quiénes somos? CARMELITAS… CONFIDENCIAS DE LA LUNA DE LA PASCUA
Anoche salí al encuentro de la luna de la Pascua y me la encontré muy triste y con la cara enlutada. Su figura era espléndida pero se escondía, osada, tras un cortinaje tenue que las nubes le brindaban . -¿Por qué no brillas airosa, luna esplendente de Pascua?
La respuesta fue el silencio y, tras la noche embrujada, creí adivinar dos lágrimas resbalándole por la cara.
-¿Por qué no brillas? ¡Contesta! le insistí con voz muy clara.
-No quisiera comentarlo... Tengo el alma desgarrada. Yo tuve que estar presente en la agonía pesada del Huerto de los Olivos. Quise esconderme, más nada pudo evitar que yo fuera testigo en primera plana. Después le vi medio muerto, no de golpes ni de infamias. Su muerte fue la más cruel que algún tirano pensara: se murió de soledad, de incomprensión refinada. Ese fue el peor suplicio. No fue la cruz, ni la lanza, ni los azotes crueles, ni las espinas clavadas. Nadie supo acompañarle, nadie le enjugó una lágrima, nadie le limpió la sangre de su carne desgarrada. Y hasta Dios lo abandonó ¡su Padre amado del alma!... No me sigas preguntando. Déjame ya que me vaya a llorar la amarga pena que me reconcome el alma. Es imposible que pasen los días de esta semana sin que reviva, punzante, aquella Semana Santa. “¡Oh dulcísimo amor de Dios mal conocido el que halló sus venas descansó!” (San Juan de la Cruz) Glosa Hermana Mercedes del Corazón de Jesús 14 de Marzo de 1.948
Es el corazón del hombre muy semejante a un volcán, en su seno bulle un fuego que, aunque es inmaterial, mas es fuego que a las veces abraza en su llamear. Y si no, que le pregunten al corazón de Teresa, volcán de amores divinos que en su alma hicieron presa. Y buen testigo es también el estático Doctor que en la “Llama de amor viva” al fin resuelto quedó.
Pero aunque a tanto no llegue todo humano corazón, es cierto que todos tienen aquesta hermosa pasión y que se traduce en ansia de dar y exigir amor. Y quien no la siente en sí o ha perdido la razón, o tal vez, los sentimientos y por tanto, el corazón.
Unos aman la hermosura, otros el arte, el honor, otros aman el dinero, otros… Ay! ponen su amor en el placer engañoso, funesto y depravador. Y viven siempre con hambre, sin descanso y sin hartura, porque no pueden saciarse ni con todas las criaturas.
Tan sólo aquel que por dicha llega a conocer a Dios con conocimiento claro, y ve ese abismo de amor, infinito e insondable, inmenso y fascinador, que enloquece, que enamora, que le roba el corazón.
Este tal que profundiza con mirada perspicaz los caminos y las vías por los que suele mostrar todo un Dios enamorado sus amores sin igual. Éste que ha conocido las venas del puro amor, tan ocultas a los más, éste en fin ya descansó.
Descanso es gozo y hartura, descanso es satisfacción, es plena felicidad, es poseer a su Dios. Es amar y ser amado como ansía el corazón.
Ya no se siente más hambre y si se siente, mejor, esta hambre es deleitosa porque es hambre de Dios. Y si es gustosa el hambre ¿qué será su posesión?... ¿qué será poder nadar y engolfarse en el amor?... ¡Oh! Dios mío y vida mía, conózcate más y más, que cuánto más te conozca, más te llegaré a amar, y cuánto más os amare más me amaréis Vos y en el amor que me dais y en el que os quiero dar yo, está todo mi descanso, mi hartura y satisfacción.
Parezca mi corazón un encendido volcán que levante llamas vivas para en ellas abrazar a las almas que están frías porque no saben amar. Conozca yo esas venas tan ocultas y escondidas do circula el amor que es la vida de mi vida. ¡Oh, Tesoro no estimado! ¡Oh, mal conocido amor! Aquél que hallare tus venas, ya por siempre descansó.
Concepción de Cristo Rey Cuando contemplo tus obras, mi soberano Señor, veo en cada creatura el rastro de tu hermosura, y todas me hablan de Vos. Porque en ellas veo impreso el dulce y eterno beso del más delicado amor.
Amor me cantan las aves en sus trinos mañaneros; amor los claros luceros en su inquieto titilar.
Amor las empinadas cumbres con su nívea blancura porque cantan la hermosura de un alma virginal.
Amor el arroyuelo manso que a la tierra fecundiza silencioso, y el estío con sus soles ardorosos. Amor me canta cuanto hizo tu bondad.
Mas… no me dicen todo tu Amor esas bellezas que mi espíritu contempla embelesado y que canta la gran naturaleza; son la huella que dejó tu paso. Ellas solamente son destellos, son migajas que cayeron de tu mano. Y yo ansiaba encontrar ese venero do brota esa fuente del amor y de la vida, ese manantial de caridad divina, y Tú me lo mostraste en tu Hijo Amado.
En esta fiesta de San Juan de la Cruz, qué mejor poesía os podemos ofrecer que una de las escritas por él mismo. Hemos compuesto una presentación para saborearla junto a imágenes de Úbeda.
Pulsa aquí para ver la PRESENTACIÓN
Dichoso el corazón tierno y sencillo,
dichoso el corazón que se ha entregado,
el que ha puesto en el Templo su morada;
dichoso el corazón enamorado
Dichoso el que quedándose vacío
experimenta el poseer sin cuento.
No le importa el esfuerzo en su camino
que sólo en Dios ha puesto el
pensamiento
Por Él elige el porvenir incierto
por Él no ama el gozo más preciado
por Él, sólo por Él, pues lo merece
por Él renuncia a todo lo criado
Por eso ya no teme en el peligro
ni le asustan temores ni tormentos.
Por Él desprecia las honras de este mundo
y en Él haya su gloria y su
contento
Ascender para ti, no fue tu logro. Fue constatar de nuevo la GRANDEZA plasmada en lo pequeño.
Fue sentirte atraída hacia lo ETERNO y comprobar, con gozo, que llegaste donde siempre habías estado: En el abismo de AMOR, junto a la FUENTE que fluye tripartita por los Cielos.
Fue descubrir la LUZ DEL ARCO IRIS tras las pequeñas gotas de rocío.
Fue contemplar, con la mirada absorta, que lo INEFABLE se volvió tangible; tan cercano y sereno como tu humilde casa nazarena.
Con cuánto amor, AMOR, vivo este día. Le nacen flores a mis ramas secas, se visten de ilusión mis esperanzas y estalla, en torno a mí, la primavera.
Hace frío, es de noche, el viento ruge, pero dentro de mí bulle una hoguera, avivada por el Fuego de tu Espíritu alentada por las huellas de tus huellas. Y yo quiero gritarte cuanto puedo: ¡No tardes en venir!, mi ansiosa espera se ha plantado cubierta de ESPERANZA en la mísera puerta de mi tienda y ha clavado sus ojos espectantes en ese punto azul, donde una estrella se alzará como sol majestuoso y me conducirá hasta tu presencia.
Parece que fue ayer, ya son diez años intentando tener mi alcuza llena, de tu ACEITE, tu AMOR y tu PALABRA para poder pasar a la gran Fiesta. ¡Diez años!, la caricia de un suspiro que susurra en mi oído: ¡VIDA ETERNA! |
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