Ascender para ti
no fue tu logro;
Fue constatar de nuevo
la grandeza plasmada en lo pequeño.
Fue sentirte atraída hacia lo eterno
y comprobar, con gozo,
que llegaste donde siempre habías estado:
Al abismo de AMOR,
junto a la FUENTE,
que fluye tripartita por los Cielos.
Fue descubrir la luz del arco iris
tras las pequeñas gotas de rocío.
Fue contemplar, con la mirada absorta,
que lo INEFABLE se volvió tangible.
Tan cercano y sereno
como tu propia casa nazarena.