Orando con el Evangelio

Tres hermosas pinceladas en el Evangelio de hoy: Juan el Bautista señala a Jesús como el "Cordero de Dios". Jesús pregunta: “¿qué buscáis?”. Jesús inaugura la pastoral del testimonio.

         Estamos celebrando el II Domingo del Tiempo Ordinario, tiempo para contemplar la “vida pública” de Jesús. Tiempo para que “aprendamos bien” lo que es el cristianismo.

         Primera pincelada: El Bautista nos muestra a Jesús como el “Cordero de Dios”. La imagen va unida a “alguien que va a entregar su vida por nosotros”. Estas palabras las dirán los sacerdotes en cada Eucaristía, al mostrarnos la Sagrada Hostia, antes de la comunión: “Este es el Cordero de Dios…”.

         Segunda pincelada: Las primeras palabras que salen de los labios de Jesús, en el Evangelio de san Juan, “son una pregunta”: “¿Qué buscáis?”. Es una pregunta que dirige Jesús a toda la humanidad. Y en esta Eucaristía, nos la dirige también a nosotros. Realmente, “¿qué buscamos en nuestra vida?”. Buscamos “triunfar y vivir bien”. Me gustaría que, en este momento, cada uno de nosotros ofreciera esta respuesta: “Te busco a Ti, Señor mío y Dios mío”.

         Tercera pincelada: Jesús “inaugura” la verdadera pastoral de su Iglesia y de todos los cristianos: “el testimonio”. “¿Dónde vives?”, le preguntan sus dos primeros discípulos. Y Él les contesta: “Venid y lo veréis”. Jesús no comienza su vida pública, “con un sermón”, sino “ofreciendo unos hechos tan reales como la vida misma”. Comienza con el ofrecimiento de su vida y de sus obras.

   ANTONIO GIL